Tierras de Reforma Agraria van a parar a constructores

Por Felivia Mejía Fotografía: Malaquías Arias

Terrenos de la reforma agraria que fueron concebidos para el cultivo de arroz se dedican a otras actividades económicas en detrimento de la agricultura, en la comunidad de Juma, provincia Monseñor Nouel.

Almacenes de agregados para la construcción, granceras, depósitos de vehículos pesados, talleres de mecánica y tiendas de artesanía se cuentan entre los negocios que funcionan a orillas de la autopista Duarte, a escasos kilómetros de la entrada al municipio de Bonao.

Las tierras corresponden a asentamientos de la reforma agraria.

Hace unos diez años que el Instituto Agrario Dominicano (IAD) empezó a facilitarle los títulos a los parceleros para que pudieran acceder a créditos bancarios y continuaran con su producción.

Sin embargo, ese objetivo se perdió y ahora lo que hacen los agricultores es que venden el terreno a personas que instalan negocios totalmente divorciados a la producción arrocera.

Frente a la entrada a la empresa minera Falcondo Xstrata Nickel, en Juma, se instaló un almacén de agregados para la construcción que ocupa unas 25 tareas en medio de los arrozales.

Es uno de los negocios que más resalta por la gran área que ocupa. El terreno fue rellenado con piedras, lo que lo convierte en irrecuperable para la siembra del arroz.

Los encargados de ese negocio rehusaron dar explicaciones al equipo de reporteros de El Caribe sobre la actividad que realizan. Mientras intentaba intimidar a los reporteros grabando sus rostros con un teléfono móvil, Vladi A. Morillo, que se presentó como encargado, se limitó a decir que eso era un almacén de camiones volteos de sindicatos de transporte.

La situación preocupa a la dirección del Instituto Dominicano de Investigaciones Agropecuarias y Forestales (IDIAF) de esa localidad. Antonio Gómez, encargado del programa de Cereales, dijo que se ha reducido la producción de arroz en la zona.“Eso afecta la producción porque se reduce la superficie.

Este es un proyecto que en un principio tenía unas 12,000 tareas y se estima que quedan unas diez mil o menos”, apuntó.En Bonao se estima que hay unas 40 mil tareas sembradas de arroz.

Las esperanzas de recuperar esos terrenos son escasas. Aunque se trata de un asentamiento agrario ya esas parcelas no pertenecen a la reforma agraria porque los campesinos obtuvieron su título definitivo y como tal han hecho venta de un terreno propio.

Sigue venta de parcelas

En varios puntos de la zona arrocera se observan letreros que anuncian la venta de parcelas. Próximo al almacén de camiones que ocupa unas 25 tareas, se encuentra un amplio terreno en medio del arrozal donde se nota que hasta hace poco funcionaba una caballeriza. Gómez aclaró que eso no perjudica al Idiaf porque no están dentro de su propiedad, que se dedica a la investigación y producción de semillas básicas y genéticas.

“Eso debe preocuparnos a todos, porque nosotros alimentamos a una población que cada día crece más y la tierra no crece; entonces tenemos que producir más en la misma superficie que tenemos”, expresó.

Indicó que aparte de los dominicanos, el país también alimenta a unos dos millones de haitianos y una gran cantidad de extranjeros que visitan el país.

“Estamos siendo autosuficientes, pero si la población sigue aumentando y se reduce la superficie de siembra pues llegará un momento que no daríamos abasto y tendrían que traer arroz de fuera”.

Beneficios económicosEl arroz es uno de los cultivos más rentables y seguro en términos de beneficios económicos.

El que es buen productor y produce por encima de cuatro sacos de 100 kilos cada uno ya comienza a ser rentable.

Gómez apunta entre las causas de que algunos productores decidieran vender parte de sus tierras es porque muchos están en una edad y en condiciones de salud que no les permite trabajar la tierra.

“Los hijos no le han seguido los pasos, se han ido a otra actividad. Los jóvenes no quieren enlodarse, eso es lo que implica la siembra de arroz”.

Fuente El Caribe