Drogas en los barrios: hoguera de los pobres
Por Julio Amado Castaños
Hace unos años el tema del tráfico de drogas se circunscribía en la República Dominicana a ser un puente ideal para el tráfico hacia Europa y los Estados Unidos con la consecuente violación de la ley, creación de capitales y lavado de activos, entre otros.Ahora bien, un elemento muy preocupante es el rápido incremento en la población del uso de drogas o sustancias prohibidas como son cocaína, crack, la heroína y la marihuana.
Hasta hace poco se trataba de un vicio exclusivo de aquellos con poder adquisitivo y un perfil socioeconómico particular. Pero las drogas y su uso han permeado nuestros barrios populares y son muchos los jóvenes víctimas de la adición y que se encuentran hoy entrampados en la dependencia.
Su impacto es realmente expansivo. Destruye la salud física y mental de las víctimas, convirtiendo a sus consumidores en entes sociales indeseables para sus familiares y la propia sociedad.
Se trata de un factor importante en el incremento de la delincuencia, ya que de cada 10 actos de vandalismo y atracos, más de la mitad son perpetrados por jóvenes enganchados o colgados al mundo de las drogas.
No solo es un problema social y de seguridad ciudadana, sus raíces están en nuestra descomposición social y la falta de un sistema educativo capaz de sembrar esperanzas en nuestra juventud, por lo cual si no reaccionamos a tiempo trasnformando nuestro sistema educativo será una generación perdida.
No es suficiente desarrollar programas de Barrios Seguros, hace falta ir a las raíces que alimentan la pobreza y la inequidad.
Es imperativo que nos mantengamos todos de forma colectiva exigiendo un cambio de rumbo en la priorización de nuestro gasto publico, el cual debe de alguna forma garantizar herramientas y oportunidades para que nuestros jóvenes construyan un futuro diferente y más saludable.
Hasta hace poco se trataba de un vicio exclusivo de aquellos con poder adquisitivo...”
Julio Amado Castaños Guzmán
Hace unos años el tema del tráfico de drogas se circunscribía en la República Dominicana a ser un puente ideal para el tráfico hacia Europa y los Estados Unidos con la consecuente violación de la ley, creación de capitales y lavado de activos, entre otros.Ahora bien, un elemento muy preocupante es el rápido incremento en la población del uso de drogas o sustancias prohibidas como son cocaína, crack, la heroína y la marihuana.
Hasta hace poco se trataba de un vicio exclusivo de aquellos con poder adquisitivo y un perfil socioeconómico particular. Pero las drogas y su uso han permeado nuestros barrios populares y son muchos los jóvenes víctimas de la adición y que se encuentran hoy entrampados en la dependencia.
Su impacto es realmente expansivo. Destruye la salud física y mental de las víctimas, convirtiendo a sus consumidores en entes sociales indeseables para sus familiares y la propia sociedad.
Se trata de un factor importante en el incremento de la delincuencia, ya que de cada 10 actos de vandalismo y atracos, más de la mitad son perpetrados por jóvenes enganchados o colgados al mundo de las drogas.
No solo es un problema social y de seguridad ciudadana, sus raíces están en nuestra descomposición social y la falta de un sistema educativo capaz de sembrar esperanzas en nuestra juventud, por lo cual si no reaccionamos a tiempo trasnformando nuestro sistema educativo será una generación perdida.
No es suficiente desarrollar programas de Barrios Seguros, hace falta ir a las raíces que alimentan la pobreza y la inequidad.
Es imperativo que nos mantengamos todos de forma colectiva exigiendo un cambio de rumbo en la priorización de nuestro gasto publico, el cual debe de alguna forma garantizar herramientas y oportunidades para que nuestros jóvenes construyan un futuro diferente y más saludable.
Hasta hace poco se trataba de un vicio exclusivo de aquellos con poder adquisitivo...”
Julio Amado Castaños Guzmán
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