Londres. Después de un año marcado por
la caída del 40% del precio del petróleo, 2015 promete ser igual de
agitado en el mercado del crudo, lo que alimentará las tensiones
geopolíticas.
Los precios venían cayendo desde hacía
meses, pero la decisión, en noviembre, de la Organización de Países
Exportadores de Petróleo (OPEP) de no reducir su producción los
precipitó por debajo de los 70 dólares el barril, algo no visto desde
2009.
Al inclinarse por el statu quo, la OPEP
quería enviar un mensaje: que no piensa hacerse cargo en solitario de la
responsabilidad de mantener los precios a un nivel alto cuando hay
otros actores en el mercado, como los productores de crudo de esquisto
estadounidenses y aquellos que no son miembros del cártel, como Rusia o
Noruega.
Hay mucho petróleo en el mercado por la
revolución del crudo de esquisto en Estados Unidos, el regreso con
fuerza del petróleo de Libia, la moderación del consumo en China y sobre
todo en Europa, y otros factores.
En 2015, los precios del crudo seguirán
bajos y eso podría alimentar las disputas entre los países productores,
empezando por los de la OPEP.
Para Venezuela, cuyo gasto público
depende por completo de los ingresos del petróleo, los precios altos son
una cuestión de vida o muerte, mientras que Arabia Saudita puede
permitirse precios más bajos y está cansada, siendo el primer productor,
de tener que cargar con el grueso de los recortes en la producción.
Riad “sabe que en un entorno de precios
bajos será el último en verse afectado y está dispuesto a sacrificar a
la OPEP para lograr un reequilibrio”, explicó Olivier Jakob, de la
consultora Petromatrix.
En cambio, “Venezuela es el eslabón más
débil en la cadena de suministro y los riesgos de desórdenes civiles en
ese país son mayores en 2015″, agregó.
La caída de los ingresos petroleros de
Irak podría perjudicar al gobierno en su combate contra el grupo Estado
Islámico, dijo Richard Mallinson, experto geopolítico en aspectos
energéticos.
Indirectamente eso podría propiciar un
aumento de la influencia de Irán en Irak, y “ambos países juntos podrían
competir con Arabia Saudita en los próximos años”, estimó Olivier
Jakob, aunque esta hipótesis depende del rumbo que tomen las sanciones
internacionales a Irán, que ya le obligaron a reducir a la mitad sus
exportaciones.
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