El pasado fin de semana, se publicó un
amplio reportaje cuyo titular decía: “Osiris de León dice podemos esperar un
sismo 32 veces más fuerte que el de Haití”, titular que causó mucho revuelo,
preocupaciones, dudas, y algunas personas hasta llegaron al extremo de
escribirnos para decirnos que habíamos exagerado extraordinariamente en la
afirmación, no obstante que dentro del cuerpo de la noticia el concepto estaba
muy bien detallado y expresaba que “Si en Haití se cayeron 5 mil escuelas con
un terremoto de magnitud 7, y en República Dominicana el 4 de agosto de 1946
tuvimos un terremoto de magnitud 8.1; y un terremoto de magnitud 8 produce una
sacudida 10 veces más fuerte que uno de 7 y la energía que libera es 32 veces
mayor, implica que podemos esperar aquí un evento sísmico 32 veces mayor que el
que hubo en Haití.”
A seguidas el reportaje decía que “En el futuro cercano en
la República Dominicana debemos esperar un terremoto de magnitud 8, similar al
que tuvimos en el año 1946, ya que cada 60, 70, u 80 años debe producirse un
terremoto grande en la costa norte, cerca de Nagua, Puerto Plata y Samaná”,
pero aunque el concepto expresado estaba muy claro en la primera parte del
reportaje, algunas personas, por falta de tiempo, sólo leyeron el titular y no
leyeron el resto del texto, para inmediatamente proceder a multiplicar 7, que
fue la magnitud del terremoto del año 2010 en Haití, por las 32 veces más
fuerte que decía el titular, obteniendo un resultado de 224, e inmediatamente
decirnos que no existe un terremoto de magnitud 224, y ahí estuvo la confusión
que les llevó a un pequeño error de cálculo que esperamos ahora quede aclarado.
Es muy importante que todos sepamos que la escala de
magnitud sísmica elaborada por Richter es una escala logarítmica cuyo objetivo
es medir la cantidad de energía liberada al momento de una rotura de la corteza
terrestre que libera ondas sísmicas que se propagan en todas direcciones y son
sentidas en forma de fuerte sacudida del suelo, y que cada vez que la escala de
magnitud sube una unidad la energía liberada se multiplica por 32, lo que
quiere decir que un terremoto de magnitud 9 es 32 veces más fuerte que uno de
magnitud 8, es 1000 veces más fuerte que uno de magnitud 7, es 32,000 veces más
fuerte que uno de magnitud 6, y es un millón de veces más fuerte que uno de
magnitud 5.
Hay que reconocer que parte de la confusión de algunas
personas proviene del hecho de que casi todos estamos muy bien familiarizados
cotidianamente con las escalas lineales aritméticas, donde segmentos iguales
tienen valores iguales, indistintamente de que los valores sean bajos o sean
altos, sin embargo, poca gente (se exceptúan los profesionales usuarios de
matemáticas avanzadas) está familiarizada con las escalas logarítmicas donde
los segmentos iguales se van multiplicando por 10 de manera creciente, es
decir, 1, 10, 100, 1,000, 10,000, 100,000, 1,000,000, etc, y evidentemente que
eso produce confusiones al leer un titular que dice que podríamos esperar un
terremoto 32 veces más fuerte que el de Haití, y como en Haití murieron 316,000
personas, la gente se asusta y piensa que las muertes podrían multiplicarse por
32 y ese no es el caso porque el terremoto ocurrido en Chile el 27 de febrero
de 2010, apenas 45 días después del terremoto de Haití, fue de magnitud 8.8, es
decir, 500 veces más fuerte que el de Haití, sin embargo, las muertes fueron 500
veces menos, porque apenas tuvieron unas 600 pérdidas de vidas.
La realidad es que estamos dentro del período de
recurrencia de los grandes terremotos de la costa norte de nuestro país, y que
cada día que pasa estamos más cerca de la posibilidad de que se produzca un
fuerte terremoto, ya que este próximo 4 de agosto de 2016 se cumplirán 70 años
del gran terremoto ocurrido en la costa de Nagua, en fecha 4 de agosto de 1946,
con magnitud 8.1 en la escala de Richter, y lo mejor que podemos hacer es
prepararnos y familiarizarnos con lo que debemos hacer antes, durante y después
de un fuerte terremoto, principalmente quienes viven sobre suelos flexibles,
como los del valle del Cibao, ya que los suelos flexibles amplifican las ondas
sísmicas y multiplican los daños ocasionados por el terremoto. Fuente El Caribe
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