Por Edelvis García H
Seis de la mañana. Tomo la carretera Mayobanex
Vargas, La Salvia. Y ya bien tempranito
es enorme la cantidad de camiones que entran por todos los callejones.
Pero esto no opera a lo loco, o a lo que coja mi bon…¡No! : se interpreta
fácilmente que existe una red orquestada
desde el mismo Ministerio de Medio
Ambiente pues los camioneros operan libremente con sus aliados en la misma comunidad.
Sí, aliados que reciben información a qué hora
podrían pasar las “autoridades”, dizque para huir, y frente a la grancera de ÑOÑO, principal
depredador del Yuna de la zona, justo en donde comienza el distrito, dos o tres
chamacos avisan cuándo y cómo entrar en acción.
Ya a las seis
y piquito, un muchacho viene bajando en una pasola, pasa un papel al camionero,
y sigue rumbo al río. Esto lo he visto
en tres ocasiones, pero la oscuridad no me permite identificar bien al
actor de la moto.
En La Salvia las granceras operan sin
obstáculos; Medio Ambiente lo sabe y no
actúa ni regula, por lo que ya acabamos
de explicar.
Señores, los
camioneros terminarán por evaporar las
aguas y producir terribles inundaciones. Nadie alega ignorancia:todo el mundo
sabe lo que ha ido ocurriendo con una enorme cantidad de arroyos y ríos en todo
el país.
Si Medio Ambiente se respetara y fuera una “institución”
seria, haría su labor; y trabajara
tradujera a la justicia a grandes y chiquitos. Recordemos cómo Carlos
Ozoria, en complicidad con Eleuterio Abad ha destruido el Yuna en la zona de El
Verde y Caribe; y que en ocasiones
hicimos grabaciones para un programa llamado Tiempos del Pueblo y se
levantaron grandes acciones de la gente.
Recuerdo que las grabaciones las hacía con Ricardo Arias, pero al no confiar en
él por ser compadre de Abad, no repetimos las incursiones o entradas a las
zonas de explotación.
En el caso de La Salvia, hemos realizado reuniones
con los comunitarios para enfrentar el problema; pero sucede que siempre se han opuesto a
tomar carta en el asunto porque muchos jóvenes están allegados a los miembros
de las juntas de vecinos, o hay indiferencia o complicidad de los que uno creía
de avanzada como el caso de Los Gómez, Roberto el carnicero, por citar dos
casos.
De todas formas seguiremos buscando aliados y si es
necesario dirigirnos a otras instancias, así lo haremos.
Notas:
En mis
próximas entregas me referiré a las condiciones de miseria y riesgo en que se
desenvuelven los obreros limpiadores de las calles; la estatua de Duarte que se
cae a pedazos ante la indiferencia de autoridades y de los
patrioteros; y una propuesta que presentaré a la Sala Capitular sobre
los nombres de calles.
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