Dice problema nacional son bajos salarios
Por Felipe Vallejos M.
“El problema de este país son los bajos salarios”, comenzó diciendo el presidente de la Confederación Autónoma Sindical Clasista (CASC), Gabriel Del Río Doñé, quien se mostró preocupado por la excesiva presencia de dominicanos en la economía informal.
En entrevista para el programa El Despertador, Del Río Doñé indicó que su conglomerado lucha por la mejora de salarios y de condiciones laborales tanto para empleados públicos como privados, aunque reconoce que los mayores esfuerzos van hacia este último gracias al Comité Nacional de Salario.
“Reclamamos un incremento de salarios de todos los sectores, aunque el gobierno siempre alega crisis presupuestaria pero todos sabemos que hay gastos innecesarios que deben ser reformulados”, sostuvo Del Río en torno a los precarios salarios que existen en el país.
En relación a la realidad actual, donde las empresas buscan ser más competitivas con la reducción de personal, Doñé no desmintió dicha situación, aunque dijo que en República Dominicana no se ha visto un despido masivo y que incluso hay empresas que han podido mantenerse productivas sin haber reducido su planta.
Descartó que a los nacionales haitianos se les esté pagando menores salarios que a los dominicanos y justificó el éxodo de mano de obra de construcción por ser “un trabajo duro”. Mismo caso ocurre en la agricultura, donde admitió se paga alrededor de 250 pesos diarios más la comida, condiciones que muchos dominicanos no estuvieron de acuerdo en soportar.
“La mayoría de las personas que dejaron la construcción y la agricultura se han trasladado a la economía informal, cifra que alcanza el 50 por ciento de la fuerza laboral, dejando con un 25 por ciento a la formal”, una condicionante que “nos impide luchar de mejor manera ya que es más difícil instalar sindicatos en esas circunstancias”, lamentó Del Río.
Por último, hizo un balance negativo del 2010, “donde no pudimos hacer muchos sindicatos”, e instó a cambiar la imagen de los mismos, ya que “los gremios no son enemigos de las empresas, sino que deben ser colaboradores para mejorar su productividad y relación con los trabajadores”.
Por Felipe Vallejos M.
“El problema de este país son los bajos salarios”, comenzó diciendo el presidente de la Confederación Autónoma Sindical Clasista (CASC), Gabriel Del Río Doñé, quien se mostró preocupado por la excesiva presencia de dominicanos en la economía informal.
En entrevista para el programa El Despertador, Del Río Doñé indicó que su conglomerado lucha por la mejora de salarios y de condiciones laborales tanto para empleados públicos como privados, aunque reconoce que los mayores esfuerzos van hacia este último gracias al Comité Nacional de Salario.
“Reclamamos un incremento de salarios de todos los sectores, aunque el gobierno siempre alega crisis presupuestaria pero todos sabemos que hay gastos innecesarios que deben ser reformulados”, sostuvo Del Río en torno a los precarios salarios que existen en el país.
En relación a la realidad actual, donde las empresas buscan ser más competitivas con la reducción de personal, Doñé no desmintió dicha situación, aunque dijo que en República Dominicana no se ha visto un despido masivo y que incluso hay empresas que han podido mantenerse productivas sin haber reducido su planta.
Descartó que a los nacionales haitianos se les esté pagando menores salarios que a los dominicanos y justificó el éxodo de mano de obra de construcción por ser “un trabajo duro”. Mismo caso ocurre en la agricultura, donde admitió se paga alrededor de 250 pesos diarios más la comida, condiciones que muchos dominicanos no estuvieron de acuerdo en soportar.
“La mayoría de las personas que dejaron la construcción y la agricultura se han trasladado a la economía informal, cifra que alcanza el 50 por ciento de la fuerza laboral, dejando con un 25 por ciento a la formal”, una condicionante que “nos impide luchar de mejor manera ya que es más difícil instalar sindicatos en esas circunstancias”, lamentó Del Río.
Por último, hizo un balance negativo del 2010, “donde no pudimos hacer muchos sindicatos”, e instó a cambiar la imagen de los mismos, ya que “los gremios no son enemigos de las empresas, sino que deben ser colaboradores para mejorar su productividad y relación con los trabajadores”.
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