“Tu falta ha sido perdonada y tu pecado, borrado”. Is. 5. 7.
Por Josefina Navarro Columnista
El ser humano es pecador por naturaleza, imperfecto, débil. Isaías, el profeta más citado por Jesús, y quien tuvo el privilegio de haber visto a Dios, dijo al Señor en un encuentro: “¡Ay de mí, estoy perdido, porque soy un hombre de labios impuros y vivo en un pueblo de labios impuros!” (Is. 6. 5).
Reconoció, se avergonzó y se arrepintió de su falta. ¿Y nosotros? Tomamos tan alegremente el teclado de una computadora como arma dañina contra otros; usamos nuestra lengua como espada afilada contra otros; usamos nuestros recursos y talentos de manera deformada, maligna.
Y aunque parezca increíble, a veces lo hacemos por hábito. Tal vez es momento de hacer un alto: “¡Ay de mí!” Aún estamos a tiempo.
Fuente El Caribe
Reconoció, se avergonzó y se arrepintió de su falta. ¿Y nosotros? Tomamos tan alegremente el teclado de una computadora como arma dañina contra otros; usamos nuestra lengua como espada afilada contra otros; usamos nuestros recursos y talentos de manera deformada, maligna.
Y aunque parezca increíble, a veces lo hacemos por hábito. Tal vez es momento de hacer un alto: “¡Ay de mí!” Aún estamos a tiempo.
Fuente El Caribe
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