La mujer
La celebración del Día Internacional de la Mujer siempre constituye una oportunidad para la reafirmación de valores sobre la universalización de sus derechos, especialmente la igualdad. En sus orígenes, la lucha se centró en derechos de ciudadanía, como el ejercicio del sufragio, el derecho al trabajo sin restricción por razones de género e igual acceso a la formación.
El siglo pasado fue un largo peregrinaje global para el establecimiento de los derechos de la mujer. Precisamente, el año pasado fue celebrado el Centenario del Día Internacional de la Mujer. Cada vez, el movimiento en defensa de los derechos de la mujer crece. La ONU ha jugado un papel fundamental en la promoción de esos derechos.
La República Dominicana tiene su lugar en la historia de ese movimiento a favor de la mujer. Una dolorosa cuota de sangre, sudor y lágrimas. Hoy, la mujer sigue siendo foco de atención y penosamente, mientras el mundo avanza hacia otros escenarios de mayores garantías y accesos a derechos vinculados al conocimiento y la tecnología, al respeto a su dignidad, todavía nos debatimos en cuestiones tan primarias como los abusos y la violencia de género.
Que hemos avanzado, es verdad. Que participan en las más variadas actividades que antes estaban reservadas a los hombres, cierto. Que hemos debido reservarles derechos y cuotas de participación en los procesos electivos para el desempeño de funciones públicas, como las de legislar y la gobernanza municipal, nos indican sutilmente que aún falta mucho en materia de igualdad.
Pero donde encontramos más rezagos es en el alma masculina dominicana, que no ceja en su intolerancia hacia la mujer, que la humilla, la agrede, que la mata. Que no es un fenómeno de la totalidad de la sociedad, es verdad, pero atormentan los brotes de feminicidios, que suelen colindar con las epidemias.
Podremos avanzar garantizando derechos y oportunidades a las mujeres, pero el mejor regalo de cada día sería fomentar la tolerancia entre los varones, una verdadera cultura de paz y reconocimiento de la dignidad de la mujer.
La celebración del Día Internacional de la Mujer siempre constituye una oportunidad para la reafirmación de valores sobre la universalización de sus derechos, especialmente la igualdad. En sus orígenes, la lucha se centró en derechos de ciudadanía, como el ejercicio del sufragio, el derecho al trabajo sin restricción por razones de género e igual acceso a la formación.
El siglo pasado fue un largo peregrinaje global para el establecimiento de los derechos de la mujer. Precisamente, el año pasado fue celebrado el Centenario del Día Internacional de la Mujer. Cada vez, el movimiento en defensa de los derechos de la mujer crece. La ONU ha jugado un papel fundamental en la promoción de esos derechos.
La República Dominicana tiene su lugar en la historia de ese movimiento a favor de la mujer. Una dolorosa cuota de sangre, sudor y lágrimas. Hoy, la mujer sigue siendo foco de atención y penosamente, mientras el mundo avanza hacia otros escenarios de mayores garantías y accesos a derechos vinculados al conocimiento y la tecnología, al respeto a su dignidad, todavía nos debatimos en cuestiones tan primarias como los abusos y la violencia de género.
Que hemos avanzado, es verdad. Que participan en las más variadas actividades que antes estaban reservadas a los hombres, cierto. Que hemos debido reservarles derechos y cuotas de participación en los procesos electivos para el desempeño de funciones públicas, como las de legislar y la gobernanza municipal, nos indican sutilmente que aún falta mucho en materia de igualdad.
Pero donde encontramos más rezagos es en el alma masculina dominicana, que no ceja en su intolerancia hacia la mujer, que la humilla, la agrede, que la mata. Que no es un fenómeno de la totalidad de la sociedad, es verdad, pero atormentan los brotes de feminicidios, que suelen colindar con las epidemias.
Podremos avanzar garantizando derechos y oportunidades a las mujeres, pero el mejor regalo de cada día sería fomentar la tolerancia entre los varones, una verdadera cultura de paz y reconocimiento de la dignidad de la mujer.
Fuente El Caribe
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