Por Narciso Isa Conde
El veto presidencial al proyecto de ley Loma Miranda-Parque nacional ha estimulado la prepotencia de XSTRATA NIQUEL-FALCONDO, sobre todo después que la Asamblea del Campamento acordara que no habrá marcha atrás: que Miranda es parque y zona protegida, más allá de cualquier negativa oficial.
El día que se consumó esa ignominia le dije a un camarada muy querido: “me temo, hermano, que como dijo el poeta, alrededor de esta lucha crucial, habrá sangre de nuevo en el país”. Y digo crucial porque ciertamente está en juego la vida o la muerte de la Cordillera Central, del Valle de la Vega Real, del país y la isla toda.
Porque la embestida de FALCONDO contra Miranda es la punta de lanza destructiva de las voraces corporaciones mineras que se han apropiado del país a través de 347 concesiones en procura de oro, níquel, minerales no confesos y control de agua. Sí, en eso andan todas las Xstrata, las Barrick y las Gold.
De ahí la reacción airada de la Cámara Americana, Cámara Minera, CONEP y lo más podrido de la partidocracia, cuando estuvo a punto institucionalizarse la soberana decisión popular sobre el destino de Miranda.
La voracidad, la rapacidad, la prepotencia del poder permanente se expresó con descaro inaudito a conciencia de que presidente y congresistas actuarían como subordinados. Y a así fue.
Entonces, el Campamento quedó plantado como símbolo de la dignidad nacional, rodeado de un cálido respaldo popular. Y sigue en esa hermosa tesitura.
De ahí el odio falcondiano: odio de halcones, CIA, pentágono, bushs… de los mismo23s que desde sus predios, con Patrick Hudson a la cabeza.
El odio que los llevó recientemente a planear de madrugada una frustrada agresión paramilitar motorizada. El mismo que el pasado miércoles conformó el comando de escopeteros que le disparó a mansalva.
Terrorismo imperial que se sigue fraguando, difundiendo que la transnacional está dispuesta a realizar las obras que las comunidades aledañas necesiten si se saca de allí el Campamento, y reclutando mercenarios y militares para agredirlo.
A raíz del primer intento hube de decirles a dos ministros de este gobierno, que si Danilo y todos ellos no querían cargar con la sangre que FALCONDO pretende derramar, debían detener ese plan macabro.
Como siguen esas señales ominosas, de nuevo les digo que eviten lo peor y sus terribles consecuencias. ¡Pocos habrán de perdonarles que el poeta vuelva a tener la razón en un tema tan sensible! Fuente El Nacional
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