SANTO DOMINGO.- Sólo el presidente Danilo Medina y su equipo de gobierno se atreven a negar los altos niveles de corrupción que hay en el Estado dominicano. Solo Danilo Medina y su grupo niegan el cobro de “peajes” a quienes vienen a invertir en el país para instalar empresas que crearían empleos y más riquezas, lo que más necesita la nación.
Esa corrupción casi generalizada en la administración de Danilo Medina está siendo denunciada este martes por la Conferencia del Episcopado Dominicano (CED), a quien la oligarquía peledeísta que controla el Estado no podrá refutar.
Los obispos dominicanos han emitido la primera Carta Pastoral del año 2016, en la cual se refieren, además de los altos y graves niveles de corrupción en el gobierno, a la inseguridad que arropa al país, producto de una criminalidad incontrolable, aún por las mismas Fuerzas Armadas y la Policía, juntas, como se ha demostrado más de una vez.
La desigualdad social, a la que tanto alude el presidente Medina para minimizarla, acaba de ser confirmada y denunciada por los mitrados, lo mismo que la corrupción entre los jueces.
La criminalidad mantiene arrinconado al país. Nadie está seguro, ni siquiera bajo rejas, ni siquiera con seguridad militar, y Danilo y su gobierno “tranquilos”.
No tienen el oído en el corazón ndel pueblo. Los nuevos busca fortunas no son gente del pueblo, son burgueses y pequeños burgueses que no saben nada de la doctrina del profesor Juan Bosch, han perredeizado al PLD hasta el punto de que la mayoría de los peledeìstas son ya tan parecidos a los perredeístas que están unidos solo por el poder.
La corrupción está acabando con la nación. El dinero que deberìa ser invertido en la producción agropecuaria, salud, educación, viviendas, agua potable, la mujer, niñez, generación de empleos, la juventud, está engordando obesas cuentas bancarias de nuevos y viejos ricos en el país y en el extranjeros.
“Otro gesto de inmisericordia, que va en detrimento del desarrollo, es el cobro de “peajes” a los inversionistas, que en vez de estimulárseles se les ahuyenta. La corrupción crea una escandalosa situación de inequidad y desigualdad social, ensanchando la brecha entre personas que se han hecho ricos como por arte de magia, sin otra justificación que haber pasado por el tren administrativo público y una gran mayoría de personas honestas que apenas logran sobrevivir con el esfuerzo de toda una vida de trabajo”, expresa la Conferencia del Episcopado Dominicano en su primera Carta Pastoral de este año, con motivo del 21 de enero, Día de Nuestra Señora de La Altagracia, que se dice es la patrona de los dominicanos católicos. Fuente http://www.diariocristal.com/
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