El actor Gastón Pauls disertó en la Sala Hugo del
Carril. El actor visitó San Luis invitado por la fundación Cedal y habló con
crudeza de sus adicciones, su calvario junto a ellas y cómo logró salir.
Cruda, sin tapujos y sin anestesia. Así fue la
disertación que ofreció ayer Gastón Pauls sobre su relación con las drogas, el
calvario que atravesó culpa de ellas y cómo pudo recuperarse después de
aferrarse al alcohol y los narcóticos durante muchos años. El actor y
productor, ahora recuperado de sus adicciones, habló durante 90 minutos en la
sala Hugo del Carril, que lució repleta de jóvenes interesados que se acercaron
para escucharlo y aplaudirlo. No era para menos. El protagonista de «Iluminados
por el fuego» visitó San Luis para advertir, sobre todo a los menores, del
flagelo de la droga. Y quedó en claro que cumplió su objetivo.
El encuentro fue organizado por la Fundación Cedal y
contó con la colaboración de la Secretaría de la Juventud y el Concejo
Deliberante de la capital puntana. Participaron chicos que van a distintas
escuelas secundarias de la ciudad y entre el público estuvo la ministra de
Educación, Paulina Calderón.
Durante la charla, el artista estuvo acompañado por
la jefa del Programa Juventud, Julieta Ponce, y Adrián González Miranda, un joven
porteño que se desempeña en Casa de la Cultura de la Calle (Cacuca) la fundación
que lidera Pauls en la ciudad de Buenos Aires y que se dedica a contener a
chicos de bajos recursos o sin techo para protegerlos de las drogas mediante
actividades como el teatro, la música, la pintura o la escultura. Adrián se
alejó de las sustancias tóxicas y ayer también dejó sus impresiones.
“Estoy orgulloso de estar acá en San Luis. De poder
transmitirles lo que viví junto a las drogas. Sobre esto hablo con la verdad y
solo quiero advertirles lo malas que son. Mi vínculo con las drogas comenzó por
el alcohol. Tenía 14 años y comencé a beber para divertirme. Me ponía contento,
me divertía. Después seguí con marihuana, primero con un faso por día, luego
eran siete, ocho, diez. No recuerdo. Pero más tarde empecé con las drogas más
fuertes. Y no pude parar por muchos años. Nada, pero nada bueno puede salir de
las drogas. Nada. Solo te llevan a un lugar oscuro y a la soledad. Ustedes tal
vez piensen como yo cuando tenía la edad de ustedes. ‘¿Qué me está diciendo
este tipo?’, pensarán. Solo quiero advertirles que si un pibe de seis años se
está drogando quiere decir que la droga puede llegar a cualquier lado y te
lleva a la tristeza, a la amargura y la oscuridad. Todos los que nos drogamos
de verdad solo les decimos ‘No lo hagan'», señaló Pauls.
«La palabra dicción significa hablar. El adicto tiene
a…dicción. No habla. No se expresa. No dice. Por eso cuando hay un adicto en
una familia no es porque sea el enfermo de esa familia. Consume porque, muchas
veces, se mete adentro lo que no quiere o no puede decir de su familia. Y
cuando ese joven comienza a recuperarse, empieza a decir y ahí muchos
familiares se horrorizan porque se anima a decirles en la cara lo que nunca se
atrevió a hablar. No era la oveja negra, sino la víctima de ese grupo», advirtió.
«Cuando tomaba cocaína me creía Superman. Era el
campeón. Me sentía invencible, nadie me podía derrotar, estaba allá arriba. Pero
cuando el efecto se me iba, sentía que era el calzoncillo sucio de Superman. Y
la misma droga hace que tu cuerpo, tu mente, te pida más. Entonces volvés a
tomar. Y al rato volvés a sentir que sos una mierda y así hasta no terminar
nunca», contó.
«El problema al principio es que creés que lo podés
manejar, que sos capaz. Pero no porque es la droga la que te maneja a vos. Para
entonces ya estás en la oscuridad. Por eso, el adicto, todo el tiempo está en
peligro. Yo hoy, ahora, estoy en peligro. ¿Saben por qué? porque jamás olvidé el
número de teléfono del tipo que me vendía la droga. Es 1545789. ¿Lo ven? No
crean que la pueden dominar. No es así. Y si tienen un amigo que toma, ayúdenlo.
Hablen con él. Tal vez los rechace ese día y no quiera su ayuda. Pero en algún
momento, esa charla puede ser el click para que vaya por auxilio», sentenció.
En otro tramo de su disertación, el protagonista de «Nueve
reinas», contó cómo se convenció de buscar ayuda. «Bebía alcohol, botellas
enteras con amigos que también eran adictos. También cocaína y un día, en mi
cama, destruido, pedí a ese ser supremo que me ayudara. No creo en Dios. Pero
si es que existe él me ayudó. Y también puse mucha voluntad. Estuvieron conmigo
mis buenos amigos, los que me quieren bien. Sobrio y sano. Me sostuvo mi
familia y pude salir, pero nunca uno se cura del todo, es una lucha diaria. Fui
a Narcóticos Anónimos y poco a poco, después de muchos años empecé a salir»,
reveló.
«Otro click fue una vez que llegué a la mañana, después
de una noche de drogas, destruido a mi casa. Mi mujer dejó de hablarme. Ahí dije
basta. Hoy miro el cielo y soy feliz, juego con mis hijos y son felices. Como
una manzana y me pone contento. Porque el adicto ni siquiera come. Lo único que
le importa es la droga. La cocaína, el paco, la pasta base, la marihuana, el
alcohol. La falopa te hace sentir mejor, pero es mentira. La droga solo te
puede llevar a tres lugares: la cárcel, el hospital o el cementerio», indicó con
crudeza.
Casi en el cierre, mientras respondía preguntas y más
preguntas de los chicos que fueron a escucharlos aconsejó: «Ustedes si tienen
un amigo que está pasando por esto invítenlo a hablar. Charlen con él, no lo
dejen solo. En algún momento se convencerá de que la droga es una mierda. Muchos
pueden salir, otros no. Es muy difícil. Por eso no se metan en las drogas. Lo único
que tiene para ustedes es tristeza, amargura, soledad y oscuridad», cerró.
Fuente Https://www.eldiariodelarepublica.com/nota/2018-11-15-7-38-0–la-droga-te-lleva-a-tres-lugares-la-carcel-el-hospital-o-el-cementerio?fbclid=IwAR1CWdlGiBnxzeeGPtuvxzAqW_AF4RTdaG_AQbbKVwoiqWW3mX4AT4rOVmc
0 comentarios:
Publicar un comentario