Horas antes de que Israel y Hamás dieran inicio a negociaciones en El Cairo para lograr un alto el fuego en Gaza, otro frente se encendió este domingo en Oriente Próximo, con el mayor intercambio de fuego en dos décadas.
Hoy el ejército israelí lanzó por sorpresa en el Líbano lo que define como un “ataque preventivo” con 100 aviones abriendo fuego contra “miles de lanzaderas” de cohetes en 40 zonas, en su mayoría en el sur del país.
Hezbolá anunció justo después la primera fase ―en forma de 320 cohetes y drones contra 11 bases militares― de su represalia por el asesinato el mes pasado de su número dos, Fuad Shukr, que ha dado por “completada con éxito”.
Solo se ha informado de momento de tres muertos en Líbano, aunque prima el secretismo sobre las consecuencias de los ataques cruzados.
El intercambio marca una importante escalada de tensiones entre Israel y el grupo armado musulmán chiita respaldado por Irán.
El portavoz militar de Israel, Daniel Hagari, justificó el ataque de su país como “un acto de legítima defensa“.
Según las FDI, la mayoría de los lanzadores de Hezbolá apuntaban al norte de Israel, y algunas estaban dirigidos hacia el centro del país.
Hezbolá calificó de “vacías” las declaraciones del ejército israelí de que se trató de un ataque preventivo y que lograron destruir cientos de objetivos.
“Contradicen los hechos sobre el terreno y serán refutadas”, añadió.
Israel ha declarado el estado de emergencia durante 48 horas en el país como medida de precaución.
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