Según
el diccionario, el Castigo Físico es la aplicación deliberada de dolor y
daño corporal a una persona, aún en detrimento de su condición mental, con la
intención de disciplinar para que cambie su conducta en una orientación
positiva. Usualmente se aplica, suministrando golpes fuertes con las manos o
con algún objeto, y puede llegar a ocasionar daños irreparables.
Es
realmente alarmante el nivel de desconocimiento que posee la población en
general, (especialmente los padres) sobre las consecuencias negativas del
castigo físico y/o verbal como forma de corrección de niños, niñas y
adolescentes.
A
pesar de que se ha establecido la Ley 136-03 (Código para la protección de los derechos de los niños, niñas y
adolescentes) no ha sido posible poner control en el entorno familiar para
evitar que especialmente los padres y madres comprendan que los castigos
físicos y las palabras hirientes no ayudan a los niños a ser mejores personas,
más bien los lesiona.
Informes
de la UNICEF revelan que el 83% de los niños entre 2 y 14 años en República
Dominicana reciben castigos físicos o psicológicos en los hogares.
Cuando
los organismos de protección a la infancia presentan informes, habremos de
suponer que las cifras son mayores, debido a que dar información completa sobre
la magnitud y los tipos de violencia contra niños y niñas no es posible, pues
la mayoría de estos casos rara vez son denunciados; pero por lo mismo
representan un parámetro que debe llamar a toda la población a la reflexión.
Consecuencias
del castigo físico:
-
El castigo deja
secuelas en los niños y niñas que lo marcan de por vida (Daños físicos
permanentes, baja autoestima, depresión, sentimientos de culpa, rabia,
dificultades de aprendizaje, etc.)
-
Aceptación de la
violencia como un método eficaz de resolver conflictos.
-
Escape de hogar a
temprana edad.
-
Búsqueda de refugio en
grupos de gangas y pandillas, etc.
Es
importante, que cada padre y madre reflexione sobre el castigo físico, el cual no
los ayuda en el propósito de hacer de sus hijos e hijas personas de bien, sino
que los empujan abrir un efecto
contrario.
Es
por lo anteriormente expuesto, que hacemos un llamado a los padres y madres a empoderarse
de una crianza positiva, basada en el diálogo y la comunicación, cargada de amor
y afecto hacia sus hijos, y romper así con la cultura de castigo físico, ya que
no aporta nada positivo, más bien crea traumas y trastornos en los hijos.
Los niños, niñas y
adolescentes tienen derecho a vivir sin violencia y a recibir un buen trato.
(Ley 136-03, Código del Menor)
0 comentarios:
Publicar un comentario