El dinero sí compra la felicidad
en realidad, y más dinero conduce a una mayor felicidad, según un
estudio publicado el lunes por investigadores en economía.
Si bien un vínculo entre el dinero y el
bienestar no es de extrañar, el nuevo estudio contradice una
investigación anterior que sugería que ese efecto disminuía si se
superaba un cierto nivel de ingresos por el cual las personas ven
satisfechas sus necesidades básicas.
“No encontramos evidencia de un punto de
saciedad”, indicaron los economistas de la Universidad de Michigan,
Betsey Stevenson y Justin Wolfers, en su artículo publicado en la
edición de mayo de la revista American Economic Review, Papers and
Proceedings.
“El vínculo entre bienestar e ingreso
que se encuentra al examinar sólo a los pobres, es similar al encontrado
al analizar sólo a los ricos”, dijeron.
En su investigación, hallaron que esa
relación es válida al hacer comparaciones entre países ricos y pobres y
entre personas ricas y pobres dentro de cada país.
Este estudio es el más reciente en un
tema muy debatido, y parece contradecir la llamada “Paradoja de
Easterlin”, elaborada en 1974 por Richard Easterlin en la Universidad
del Sur de California.
La investigación de Easterlin, basada
sobre todo en estudios en Japón, sugirió poco o ningún aumento en la
felicidad nacional a pesar del despegue económico en el país después de
la II Guerra Mundial.
Investigaciones posteriores indicaron
que por encima de ingresos anuales de 75.000 dólares en Estados Unidos, y
de entre 8.000 y 25.000 dólares en países más pobres, el dinero ya no
afecta el bienestar.
Stevenson y Wolfers señalan
ahora que su investigación demostró que la Paradoja Easterlin y otras
teorías similares están equivocadas.
“Si hay un punto de saciedad, aún no se ha alcanzado”, escribieron.
“No encontramos evidencia de una ruptura
significativa ni en la relación felicidad-ingreso, ni en la relación
satisfacción con la vida-ingreso, incluso en ingresos anuales de hasta
medio millón de dólares”, precisaron.
Stevenson y Wolfers utilizaron datos de
tres estudios de países diferentes, incluyendo la encuesta Pew Global
Attitudes, la Encuesta Mundial Gallup y el Programa Internacional de
Encuestas Sociales (ISSP, por sus siglas en inglés).
“Si bien los beneficios del ingreso
disminuyen en tanto los países se hacen más ricos, nunca desaparecen.
Duplicar los ingresos de un país tiene el mismo impacto en el bienestar
de sus ciudadanos, independientemente del punto de partida inicial”,
indicaron
Stevenson y Wolfers han estado
estudiando este tema durante años, y las últimas investigaciones apoyan
sus conclusiones en un estudio realizado en 2008.
“Aunque la idea de que hay un
cierto nivel crítico de ingresos, a partir del cual el ingreso ya no
impacta en el bienestar, es intuitivamente atractiva, (esa idea) se
contradice con los datos”, concluyeron.
AFP
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