Por: Edelvis GARCIA HERRERA
En
ninguna de las etapas que ha vivido el país en su época republicana, ha habido
una siembra de antivalores y de perversión como la que ha caracterizado el paso
del PLD por el control del Gobierno y demás poderes del Estado.
Porque
la corrupción, el enriquecimiento ilícito, el tráfico de influencias tienen
carácter de peste o plaga en esas administraciones que se manifiestan en
diferentes modalidades: ministros auto
asignándose obras y participando en los negocios del Estado a través de sus
empresas; nominillas donde miles de militantes del partido oficial cobran sin
trabajar; barrilito; ministros con
varios sueldos, sumando el millón de pesos mensuales; reiterados déficits
fiscales, despilfarros; y lo peor es que esta corrupción se da con el apoyo del
Ministerio Público el cual carece de independencia y de voluntad para
investigar y perseguir el crimen de
cuello blanco; y que es leal a Leonel
Fernández y su camarilla corrupta a quienes les garantiza impunidad, protección…
Nos
encontramos en un país con su aparato productivo quebrado, sin acceso real al
crédito, con el más grande endeudamiento de toda su historia pues su pago
compromete el 40% del presupuesto estatal; un país sumido en una profunda
crisis de los servicios públicos: apagones, comunidades sin agua potable;
precarios servicios de salud y de educación pública y una inmensa mayoría de la
población sin seguro social.
El
PLD, apoyado en su eficiente sistema de
corrupción, siembra la desesperanza y la
frustración en la inmensa mayoría del pueblo, al tiempo que ha potenciado las mafias del narcotráfico; una cúpula
delincuencial en su partido cada vez más organizada y agresiva que ha provocado
un aumento de la delincuencia menor en
los barrios producto de la miseria, el desempleo y el mal ejemplo de los funcionarios.
En
este contexto terrible, Danilo Medina,
quien llegó al poder apoyado en un descomunal desbordamiento de la corrupción y
la utilización de los poderes y recursos del Estado, para luego exprimírselos a
los sectores populares y medios a través
del paquetazo fiscal empeorando la calidad de vida de nuestro sufrido pueblo.
Danilo
cuida su forma, se nota sencillo y austero, pero no toca el fondo de los
problemas fundamentales del país, reproduciendo el mismo modelo económico y
político de Leonel, quien intenta retornar al poder apoyado por en una sustantiva cúpula mafiosa
de su partido y de empresarios sin
escrúpulos, que recibieron grandes
beneficios en sus gobiernos y acumularon inmensas riquezas con las cuales se
impondrían en un proceso electoral porque saben que el Estado es su fuente
principal de acumulación.
En definitiva, Danilo al carecer de voluntad para
enfrentar la mafia de Leonel, terminará entendiéndose y acoplándose con ésta
porque las contradicciones que aparentemente se ven, no son por ideas ni por el
deseo de mejorar la Nación, sino por determinar qué sector se queda con el
partido, instrumento para llegar y enriquecerse.
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