El hombre fue exhibido en una plaza central de esa ciudad situada al norte del país. De rodillas, con sus manos atadas y sus ojos cubiertos con una venda, los verdugos le pusieron una vestimenta completamente azul. Luego, proceden a cortarle la cabeza con un sable. Ésa permaneció un largo rato sobre su cuerpo para que la multitud contemple qué puede pasar si violan la sharia, la ley islámica que rige en las ciudades capturadas por el ISIS.