En
cada país existen peculiaridades en su cultura y métodos para educar a las
generaciones jóvenes. En Japón la educación tradicional tiene profundas raíces
en la historia de este país y no ha cambiado hasta la fecha. El hecho más básico
que tenemos ante nuestros ojos cuando nos encontramos en Japón, es que los niños
en general no son caprichosos, y los padres no los regañan. Cómo sucede esto y
de dónde se toma esta comprensión entre generaciones, se puede entender si
echamos una mirada más de cerca a la manera en la que se educa a los niños en
este país.
Desde
tiempos antiguos, las mujeres japonesas no tenían oportunidad de separar el
trabajo, por ejemplo en el campo y en la casa, de la educación del niño, por
eso ellas hacían todo al mismo tiempo. El niño estaba siempre junto a la madre
con ayuda de un pedazo de tela. Mientras la madre hacía todas sus actividades,
nunca dejaba de hablarle al niño sobre lo que estaba haciendo y así el niño se
desarrollaba constantemente. Muy frecuentemente sucede en Japón que los niños
pequeños primero aprenden a hablar antes que a caminar.
La
tradición de llevar a todas partes consigo al bebé y de hablar con él mientras
se hace todo esto, se mantiene hasta nuestros días. En las tiendas de Japón
existe toda una gama de ropa para que sea cómodo llevar al niño. Esto con
grandes bolsillos y cosas especiales, incluso chaquetas con doble capucha. En
la actualidad en Japón no sólo las mujeres se encargan de los niños. A veces
también los hombres se ocupan de ellos. En este país no está permitido negarle
a los niños la atención y el contacto corporal. Incluso los padres duermen con
los niños hasta los diez años.
También
hay que prestar atención al hecho de que a los niños se les inculca la idea de
que no hay que meterse con los demás, hay que comportarse tranquilamente, y ser
educados y a ser como los demás. Además, los japoneses no expresan sus
emociones con palabras, sino que demuestran el descontento con ayuda de la
mirada y la entonación. Los niños pueden reconocer con precisión que los padres
no aprueban su comportamiento, y con frecuencia intentan corregirse.
En
el mundo actual las mujeres japonesas con niños pequeños o no trabajan del todo
o laboran una cantidad menor de horas para dedicarse al pequeño. En resumen, se
puede decir que en Japón los niños reciben una cantidad mayor de calidez, amor
y cuidado de parte de sus padres, lo que influye en su autosensación posterior.
Además, debido a las peculiaridades de la cultura, ellos no expresan sus
emociones torrencialmente, e intentan comportarse en silencio, por eso lloran
mucho menos. unanochesin.cafe
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