Aleira Avendaño es una modelo venezolana con fama
internacional y millones de seguidores en la red de Instagram. También es
conocida como “La Barbie Latina” por haber obtenido una reducida cintura a base
de dieta, ejercicio y la popular faja reductora, o corsé –asegura que solo se
la quita a la hora de bañarse–.
Los corsés, o fajas moldeadoras, son una tendencia
que han acaparado la atención de muchas mujeres que anhelan lograr la cinturita
de avispa. Su dinámica consiste en comprimir la parte del estómago que se
encuentra entre las caderas y la caja torácica con ayuda de una tela gruesa,
cordones o a veces látex (dependiendo del distribuidor). La práctica de usar
uno constantemente, incluso para ejercitarse, se llama waist training, o
entrenamiento de cintura.
Aunque su uso se volvió popular recientemente, debido
a la publicidad que hicieron famosas como Kim Kardashian y Beyoncé, los corsés
y sus propósitos datan de la época Victoriana (entre los años 1800 y a
principios del siglo XX). Por aquel entonces, el médico, anatomista y antropólogo
alemán Samuel Thomas von Sömmerring había advirtido a las mujeres acerca de los
daños irreversibles que esta prenda traería a su salud e imagen.
Según el argumento del científico alemás, el corsé de
cuerdas era un peligro para la salud debido a que este comprime las costillas y
otros órganos internos que –según él– podría causar tuberculosis, cáncer y
escoliosis en la columna vertebral.
“Es difícil moverse y hacer muchas cosas normales,
como conducir un auto. No puedo ver bien o reaccionar bien. Solo puedo sentarte
cómodamente en ciertas sillas … y tengo problemas en la piel”. publicó Cathie
Jung, la mujer con la cintura más pequeña del mundo según el libro Guinness de
Récords, quien usó un corsé moldeado a lo largo de toda su vida.
Sin duda alguna, remodelar el cuerpo con prácticas
extremas no puede tser bueno para la salud. Sin embargo, cada vez son más las
mujeres que optan por alterar su anatomía con la ayuda de estas prendas.
Presta atención a las consecuencias que puede tener
el uso de fajas reductoras, según el Consejo Americano de Cirugía Plástica (ABCS,
por sus siglas en inglés).
1. Daña órganos vitales
El torso alberga órganos vitales como los pulmones,
el hígado, el páncreas y otros órganos esenciales. Cuando esta área del cuerpo
se reduce extremamente, o el entrenamiento de cintura es muy arduo, los órganos
se adaptan y pueden dejar de funcionar correctamente –aparte de recibir daños
irreversibles–.
2. Sofocamiento
El entrenamiento de cintura con corsé puede reducir
la capacidad de los pulmones para respirar de un 30 a 60%. También puede agotar
fácilmente a una persona, además de causar posibles desmayos, acumulación de líquido
en los pulmones e inflamación. Si se usa por semanas, éste puede afectar las
funciones del sistema linfático.
3. Daños al sistema digestivo
El esófago, estómago e intestino, forman una conexión
en el abdomen y la compresión extrema de éste puede perjudicar a la digestión
del cuerpo. Entre los problemas que usar una faja reductora constantemente
conlleva, se encuentran el reflujo de ácido y el bloqueo de la digestión.
No funcionan
Los proveedores de estas prendas “reductoras” especifican
que una dieta saludable y ejercicio son necesarios para reducir el tamaño de la
cintura. Las fajas reductoras, o corsés, no ayudan a la pérdida de peso, solo
comprimen el abdomen para lograr una apariencia temporal, y no hay evidencia
alguna que pruebe que la grasa se elimine del estómago por el uso de dichas
prendas.
Fuentes: Holadoctor.com
Medfitnetwork, US National Library of Medicine, Instagram: Aleira Avendaño.
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