El expresidente de Uruguay José Mujica dejó su banca en el Senado para
dedicarse a “la batalla de las ideas”, un objetivo que cosecha aplausos
en el exterior mientras en su país muchos deploran su gestión de
gobierno.
El próximo estreno en el festival de Venecia del documental
biográfico “El Pepe, una vida suprema”, del cineasta serbio Emir
Kusturica, pondrá de nuevo al ex mandatario en el candelero
internacional y probablemente volverá a partir las aguas entre quienes
siguen su trayectoria.
A
los 83 años, el ex guerrillero que presidió Uruguay entre 2010 y 2015,
tal vez haya perdido algo de la fama que le acompañó por el mundo en sus
años de mandatario. Pero mantiene intacto el carisma que atrae a
multitudes a la hora de filosofar sobre el futuro de una humanidad
consumista que contrasta con su vida austera.
En Uruguay sigue
siendo una figura determinante en política por el peso de su bancada
parlamentaria. Su nombre suena, incluso, como potencial candidato a
presidente en 2019.
– Una gestión cuestionada –
Antes de terminar su mandato,
Mujica dijo que dejaría “dos o tres paquetitos” a quien le sucediera.
Aludía a proyectos a seguir, pero la frase alimenta a sus críticos, que
consideran que más bien dejó varios problemas, como un elevado déficit
fiscal, un engrosamiento del Estado o una deuda eterna en materia de
educación.
Sus resultados macroeconómicos “fueron malos. Su
gobierno terminó con un déficit fiscal de 3,5% del PIB que puso a la
deuda pública en un sendero insostenible”, opinó el economista liberal
Javier de Haedo a la AFP.
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