(Por: Juan C. de la Cruz)
El gran Juan P. Duarte, nacido un 26 de enero de 1813, en la tierra que bajo su heroísmo y comandancia patriótica de un grupo de libertarios y libertarias gestaron y libraron esta tierra, otorgándole el estado de nación libre, soberana e independiente.
Luego de sus muchas victorias heróicas, comandando un ejército en el sur, fundando sociedades, confeccionando el sueño de la patria, proclamando y llevando a su fin la gesta independentista, e incluso habiendo sido electo presidente de la nación, nuestro querido prócer fue desterrado a Venezuela por la polilla política de aquellos días, los incrédulos y conformes con su propio bienestar de la entonces Junta Central Gubernativa (misma suerte que le tocó a otros patriotas de la cuadrilla duartiana). Falleció en Caracas, el 15 de julio de 1876 a los 63 años de edad.
Por su parte, los escritos de Juan Pablo y los escritos sobre él revelan a un hombre de moralidad muy alta y una profunda conciencia cristiana (que a mi juicio afina más con el protestantismo) que se resistía al 'status quo' y que quería ver una patria libre, en el seno de un cristianismo verdadero. De ahí el lema trinitario, del cual no tenemos por qué dudar que salió de su corazón y pluma: "DIOS, PATRIA Y LIBERTAD".
Duarte estuvo en países que para entonces les parecían muy libres (por ej.: Estrados Unidos e Inglaterra). En su reflexión notó que había una constante en el ejercicio público de aquellas grandes naciones verdaderamente libres, lo cual no parece haber visto en la madre patria española en su estancia de algunos años allí, a saber: "LAS SAGRADAS ESCRITURAS COMO EL FUNDAMENTO DE SU NORMA Y ÉTICA DE ESTADO".
Notó que los países liberales y libres estaban cimentados en las Escrituras Sagradas, permitiéndose no solo el libre ejercicio de la razón (cosa que era sacrílega en el decadente imperio español, el cual Duarte conoció muy bien); sino, el ejercicio libre de la religión y la expresión (cosa muy ajena en España y en Francia con sus colonias).
Todo ello condujo al célebre Patricio -y a los de su Sociedad Secreta- a confeccionar unos símbolos patrios cargados de doctrina cristiana, y de significado con pocos paralelos en la historia de gestas nacionales e independentistas. Por eso:
• Una bandera con paños rojos (sangre del martirio) y azules (de libertad celestial), separados por una cruz blanca (simbolizando la Redención lograda por Cristo en ese instrumento de tortura, y La Paz que aflora en los corazones regenerados por Cristo). Es como si Cristo (y el evangelio) le pareciera dulce y suficiente a Duarte incluso en lo concerniente a forjar una patria terrenal y un nombre.
• Y como si todo aquello fuera poco, y valiéndose de algunos símbolos nacionales de la criolla natura como el laurel y la palmera, esculpieron en el mismo centro del lienzo tricolor nacional y entre varias cruces que engalanan el arreglo de los paños y su escudo el texto bíblico: "Y CONOCERÉIS LA VERDAD Y LA VERDAD OS HARÁ LIBRES". (Juan 8:32); para colmo, tejido en el mismo centro de una Biblia abierta, como interpretando el lienzo tricolor.
¿Queréis mayor prueba que la evidencia de un emblema de paños superpuestos coronado de cruces, y con las Sagradas Escrituras, colocados con dicho texto en el mismo centro de una gran Cruz rodeada con los pliegues coloreados altamente cargado de simbolismo apasionantes y redentores? ¿Se tratará nuestro emblema acaso de una mera insignia laica? ¿Evoca nuestra emblemática insignia acaso algún ostento de poderes propios? ¿No es la Cruz un símbolo de humillación y ruego al Soberano, en vez?
• La afamada sociedad parece haber sido más un conventículo (iglesia secreta) que una mera sociedad secreta.
¿Cómo pudo alguien ser tan explícito en la fe y filosofía que quería engastar en la mente de los herederos de tal lienzo patriótico? ¿Cómo se atreven algunas polillas politiqueras intentar desvanecer y hasta procurar borrar tan claro y enfático emblema escudero, del que no me cabe duda alguna que mira atento nuestro Señor Jesucristo para bendecir nuestra nación, al son de las oraciones que laten en los féretros deshechos de los patricios y las de los santos que verdaderamente amamos la patria Dominicana?
¿La Santa Biblia, en el Evangelio de Juan abierta, cruces, sangre... cita textual del evangelio (bordado en el centro de una gran Cruz), y un pregón por escrito que conforma la corona del emblema que reza (otra vez): "DIOS - PATRIA - LIBERTAD"? Eso es dominicanidad. Dudo que Duarte estuviera soñando con máscaras infernales, vicios, prostíbulos, bancas de apuestas, ideologías perniciosas y dominación institucionales globales que nos torcieran el pulso libertario y cristiano; de hecho, no fue ese el sueño de los trinitarios. Lo fue: "DIOS - PATRIA - LIBERTAD". Lo fue: "Púlpitos con la Biblia abierta proclamando el Evangelio que liberta". Lo fue: "Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres".
A ningún desarrollador cuerdo y sensato, según los rudimentos de este mundo, se le ocurrirá jamás enarbolar la Cruz como el símbolo que ondea y brilla en su bandera. Usará un león, un oso, un águila, un halcón y hasta un buitre, mono, bi y hasta decacéfalos y alados y erectos, en posición de ataque... animales salvajes y aves de rapiña, espadas, hoces, martillos, bayonetas y fusiles, etc., que den fe de la fiereza de ese estado. Pero ¿una cruz? ¡No! ¡Jamás! A menos que ese desarrollador esté convencido de que el verdadero poder universal es "el Evangelio de la Cruz de Cristo"; como creo que estuvo Duarte con sus trinitarios. No le veo ninguna otra posible explicación.
Por otra parte, el nombre de la sociedad "secreta" es literalmente el símbolo de la ortodoxia cristiana "la trinitaria".
¿Podrá haber más coincidencias? ¿Esperas una declaración de propósito más fuerte que esa? ¿Acaso aguardas un mensaje evangélico más claro y potente que ese? ¿Cómo pretenderá alguien modificar ese legado emblemático y no ser un traidor de la patria y un perverso?
Dominicanos, honremos a nuestros patricios. Los honramos pregonando y viviendo sus regia y cristalinamente engastados en nuestro noble y Crustiano emblema de la Bandera y su escudo.
¡Que viva la Patria!
¡Que Dios, Su verdad en la Biblia y la Cruz de Cristo nos liberten!
¡Amén!
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