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LA ESCOLARIDAD EN PAÍSES POBRES Y SERVILES COMO REP. DOMINICANA



Por: Juan C. de la Cruz (PhD)


Ese cuadro me recuerda mi infancia. Yo vivía en los pedregones, un paraje rural entre La Salvia, Los Quemados y La Trocha (de Bejucal), Bonao, Prov. Monseñor Nouel, R. D. Mi Familia vivía casi al frente del almacén de granos, el único de la comunidad. Nuestra casa, propiedad del Renault Columna (mi padre administraba su finca y ganado allí), y estaba construida en marcos madera, piso y base de cemento y paredes de asbesto (una parte en madera). El frente de la casa quedaba en el camino del tanque que casi hacía esquina con la carretera La Salvia. Hoy esa casa está modificada, erigida en concreto,  pero exactamente en la misma locación (al lado de la rigola, justo al frente de la caballeriza del Dr. Ludovino Vargas. 


Yo estudiaba en la Escuela Primaria de aquel paraje (todavía funciona hasta hoy, en un edificio de concreto). Cuando yo estuve en la escuela (entre 1981 - 1984), el recinto era un solo salón todo en madera, incluyendo el piso, muy bien construída, erigida sobre pelotillas de perfiles de madera (6 × 6 pulgs), el piso se separaba del suelo como a entre 6 u 8 puls. En aquellos días estaba pintada de verde pastel con un rosa muy pálido que rural a crema o color (y crema amarillento en su interior). El techo era de hojalata (de zinc). Tenía una letrina. No recuerdo que hubiera donde lavarse las manos. El patio tenía un área para juego de tierra compactada y tenía un conuco en la parte trasera. Había un árbol gigantesco de mango que arrojaba su sombra de forma radial sobre uno de los cuadrantes del patio y sobre ese frente de la escuela, el que daba vista al río. El río Yuna se podía divisar por la puerta de atrás (que quedaba en el cuadrante Oeste) y por el lado Norte (que era el lado de las persianas de ventilación, a cuyo lado los estudiantes sentados dábamos la espalda).


Cada día cantábamos las primeras cuatro estrofas de nuestro glorioso "Himno Nacional Dominicana". Luego cantábamos el hermoso himno a la bandera, nuestro sublime emblema cristiano cuyo diseño es el más evangélico del mundo y de la historia (con varias cruces, una Biblia abierta en su centro, con un versículo escrito en ella -Juan 8.32, que reza: "Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres"; además de que el lienzo está dividido en cuatro cuadrantes (dos rojos y dos azules) por un gran Cruz blanca). Luego cantábamos el himno de "La labor".


La experiencia escolar, al menos para nosotros, era mágica y magistral. Ahora es mera añoranza. Pero aquel modelo sencillo y familiar causó una impresión indeleble en mi conciencia. Quedé marcado para siempre. Enamorado del saber por la posteridad. ¡Oh dulce escuela añorada!


La escuela quedaba a unos 2 km de mi casa. Mi hermano y yo solíamos ir con un grupito de vecinos (Osiris, Jolí, Amarilis y el Chilo). La escuela daba clases desde Primero atrasado hasta tercero, en dos tandas. Se solían dividir los cursos con una pared imaginaria. Se usaban pupitres para dos (y a veces había que poner tres) niños. Recuerdo a nuestra profesora emérita, Grecia. Era como una madre para todos. Era tierna y dura. Utilizaba una regla y solía castigar las malas conductas con hincamiento en una esquina o con un reglazo sobre las dos manos que mandaba colocar sobre la base del pupitre donde se ponía el cuaderno.


El cuadro en la ilustración me recuerda aquellos días porque literalmente todo el trayecto era pedregoso (Los Pedregones debe a ello su nombre). Es que todo el entorno se trataba de los alrededores del cauce del río Yuna, que había cambiado varias veces su cauce, y en sus crecidas dejaba piedras por doquier de diferentes tamaños. Muy cerca de la casa de Jolí, Amarilla y el Chilo (hermanos los tres), hijos de Bo y Antonia (y hermanos de otros que nos habían antecedieron, que ya estudiaban en Los Quemados (de 4to a 8vo de educación primaria; Checo, Niña, Roberto, Toño; y sus vecinas inmediatas, la Chula y su hermanita), había una piedra, debajo del árbol de mango, como de 1.5 m de alto, eea en forma de huevo y escarpada, con un diámetro central de cerca de 1 m. Había otra justo frente al tanque de más o menos las mismas proporciones. Casi diario jugábamos a subir y bajar. A veces resbalábamos y caíamos como un mango de sobre esas grandes rocas. Un día tuve un pleito con Jolí, era mucho más fuerte que yo, y me estrelló contra la roca de frente al tanque. Quedé viendo estrellas por un buen rato.


Eran tiempos duros. Mi madre solía darme 5 centavos (a veces 3, y a veces 10) para merendar, eso daba para un pan de azúcar roja (deliciosos), un dulce de cono y un helado de fundita (o un esquimalito). Podía optar por una yaboa de coco y un esquimalito.


Era duro, la profesora de todos los grados juntos era la misma. Cuando pasé a 3ro., mandaron otra profesora.


Lo cierto es que aquellos quizás era los últimos bastiones de una educación funcional. Es verdad que había algunos que no aprendían ni a regañadientes ni a amenazas ni a palos (me acuerdo en ese renglón a Jolí, a otros chicos mellizos llamados Darío y Quepeto, había otro llamado Osiris al que se le dificultó mucho aprender). Para mí era un maíz (un modismo que significa muy fácil) la escuela.


Desde aquellos últimos días de gloria de los modelos de Hostos, Ureña y Henríquez, la educación pública en todos sus modelos ha ido en declive en nuestra nación (me temo que debe ser parecido en los otros países de la región). En Cuba, por ejemplo, es la misma cosa, si no peor.


Algunos modelos privados son los que dan la talla, pero los buenos colegios (escuelas) privados es un lujo para pocos. Por ejemplo, la matrícula de cada uno de mis niños (que están en un colegio bastante aceptable) corresponde a 180,000 pesos al año (unos 3,300 USD). Pero salir del sistema público regular en mi amada Quinquenal es ser semi analfabeto, salvo aquellos casos de estudiantes brillantes que se la buscan para escapar del Status Quo. Una excepción suelen ser los Politécnicos (y no todos); pero al llegar a un politécnico (regularmente en el 2do. Teórico, o sea, en el grado 10 de 12 del programa) ya es demasiado profundo el hueco y las emociones.


Hace 20 años se hizo un estudio y la escolaridad promedio de un estudiante universitario de segundo año era de 8vo. grado. Eso es una vergüenza. Y ese valor era más elevado porque más del 50% de los estudiantes universitarios eran egresados de colegios privados. En los índices de escolaridad global comparativos, la RD suele quedar en los últimos 5 lugares del mundo -un desastre.


Es un fiasco. Y no hay, al menos en mi nación, ninguna intención política para arreglar el problema. Se hacen inversiones cuantiosas, pero no revive el muerto. Ahora mismo, el presidente, la vicepresidente y el ministro de educación, los tres, son inversionistas en el área privada de la educación. Hasta hoy, ningún funcionario público (a ningún nivel), en los últimos 30 años al menos, se atreve a poner a sus hijos en una escuela pública... nadie cometería tal garrafal error. Eso habla del asunto.


Ojalá y vuelvan aquellos modelos y aquellos días buenos. Era un país muy pobre, rupestre y rural en general, pero la educación escolar era muy buena.


Fuente de la  imagen: La pintura en la fotografía se encuentra colgada en la pared de la Oficina de la Juventud de la Oficina Senatorial de Monseñor Nouel, R. D. (Tomada con permiso).

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