El café es la gran bebida aromática de la humanidad. El café es un lubricante y estimulante social que nos prepara para el nuevo día, que saca las más profundas palabras la boca de los sabios.
Para millones de personas, sin café el mundo carecería de sentido, con todo y lo exagerada que parezca la expresión.
El café es una de las bendiciones que ha permitido sobrellevar mejor el gusto por la vida a las generaciones humanas.
Las cualidades del café exceden su papel de energizante del organismo. Poca gente tiene conciencia del rol de esta bebida, aun cuando se ha beneficiado, sin darse cuenta, de lo que aporta, que nos entona con la vida.
Para millones de personas, el café es la entrada al día, al trabajo, a la familia, al desapegarnos de la sábana caliente que nos sirvió de cobijo, como cada noche, a prepararnos para la jornada que espera manos y mente para su desarrollo.
El café ha servido para acercar partes un conflicto, evitando desde tanto guerras entre naciones, como divorcios a nivel familiar, todo gracias a que, en el momento más álgido y delicado, uno de los protagonistas de la crisis, decidió decir la frase mágica: “Vamos a tomarnos un cafecito”.
En 2021/22, se consumieron a nivel mundial aproximadamente 170,5 millones de sacos de 60 kilogramos de café. Esta cantidad supuso un incremento de casi 5,5 millones con respecto al consumo global de esta bebida caliente registrado durante la temporada anterior.
Pero no se trata solo de su capacidad de llenar de energía a los cuerpos que, adormilados aún, proceden de la cama y se aprestan a enfrentar las agendas diarias.
El origen
El café tiene un claro origen africano, que gira sobre todo en torno, primero en Yemen, según versiones históricas, pero hay otras que ente en la provincia de Kaffa.
Lo que se sabe con más certeza es que los esclavos a los que se llevaba de lo que es hoy el Sudán a Yemen y Arabia a través del gran puerto de aquel entonces, Moca, sinónimo ahora con el café, comían la suculenta parte carnosa de la cereza del café.
De lo que no cabe duda es de que el café se cultivaba en el Yemen ya en el siglo XV y es probable que mucho antes también.
Lo que se sabe con más certeza es que los esclavos a los que se llevaba de lo que es hoy el Sudán y Arabia a través del gran puerto de aquel entonces, Moca, sinónimo ahora con el café, comían la suculenta parte carnosa de la cereza del café.
De lo que no cabe duda es de que el café se cultivaba en África ya en el siglo XV y es probable que mucho antes también.) Aunque de origen africano, esta exquisita infusión es una herencia cultural del poderoso imperio otomano. Fueron los turcos quienes lo pasearon por Europa el café y son quienes crean los primeros quioscos dedicados a su venta recreativa.
El colador de tela
En los países del norte de Europa, el colador de café de tela, incluyendo los más aislados como Islandia, fue el método de preferencia para obtener el café hasta bien entrado el siglo XX.
El colador de café se colocaba en una base de madera rectangular, armada de tres piezas: una argolla superior, para sostener el cuello del colador; un soporte lateral de aproximadamente doce pulgadas que unía la argolla superior con la base inferior, donde se colocaba la jarra con el colado.
En otras casas no tenían base de madera, sino que el colador del café se manejaba en el jarro o lata donde este se hervía. Filtro de tela o colador
Se cree el proceso de colar el café utilizando una media inició a finales de siglo XVIII. El colador se inventó a la caída del Imperio Romano de occidente, en Constantinopla, posteriormente pasa a Venecia, se extiende por Italia, desde donde se difunde a toda Europa y luego llega a América con los conquistadores.
Pero hay versiones que le atribuyen la invención del colador de tela a Japón. Luego de un tiempo, los filtros de franela con soportes metálicos empezaron a manufacturarse con el propósito exclusivo de colar café.
Aunque todavía muy en uso en muchas partes de América Latina, este método ha sido utilizado en todo el mundo consumidor de café.
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