Por Edelvis García Herrera
Hace unos días,
cuando me detuve a escuchar un programa
local, Arsenio Cruz, uno de sus
conductores, hacía algunas aseveraciones sobre el asunto de la soberanía y el
patriotismo, a propósito del lío con Vargas Llosa; y recuerdo que en el marco de su
desatinada reflexión expresaba “que ante
la actitud antipatriótica de Hugo Tolentino Dipp al defender al escritor de “La
Fiesta del chivo”, los huesos de los padres de la patria debían estar
removiéndose en su tumba por semejante traición”.
Sin embargo,
contrario a tan débil argumentación del señor Cruz, pienso que los huesos de los padres de la patria se deben
estar removiendo, sí; pero por el desfalco al Estado, el robo descarado, la
impunidad, la falta de transparencia, el endeudamiento y la privatización de
las propiedades estatales.
Lo que debe remover los huesos de los padres de la
patria es que el concepto de democracia, de separación de los poderes y de una
Nación donde impere la justicia, haya sido lanzado al zafacón para instalar un
modelo al estilo Santana que entregó el país a España en marzo de 1861.
En su
exposición, el comunicador y abogado, confunde al grueso de sus oyentes pues trata de establecer una
similitud entre patriotismo y antihaitianismo, y hace un llamado a que el
pueblo se exprese en el mes de la patria en contra de la “conspiración”
internacional montada para desacreditar el país.
El señor Cruz
sabe perfectamente que Antihaitianismo
no es patriotismo; y ni siquiera Duarte,
o Luperón eran antihaitianos; y el llamado que él hace a moverse para derrotar
supuestas conspiraciones de sectores
externos apoyados por sus aliados criollos, es algo absurdo, que confunde a una
sociedad incauta, ávida de lectura; más bien debía llamar a moverse en contra
de la entrega del patrimonio nacional, el endeudamiento y la corrupción que son
los que afectan la soberanía nacional. Pero,¿ se atrevería el comunicador a deponer su
partidarismo fanático para poner el dedo en la llaga, y denunciar a los
verdaderos traidores que saquean el país, lo enajenan, lo hipotecan?
El señor Arsenio
sabe, que todo estos “debates” en torno al “patriotismo”, tiene su origen en la
aberrante sentencia 168-13, sí; el
endemoniado engendro que despojó de su nacionalidad a centenares de miles de
dominicanos, provocándoles gran dolor y desasosiego; y si la gente se deja el antihaitianismo y se lee lo que establecía la Constitución antes de
modificarse en el 2010 cuando expresa “que son dominicanos todos los nacidos en
territorio nacional, excepto los hijos de personas en tránsito y de los que ejercen
funciones diplomáticas”, entonces se despejarían muchas dudas, pues está
clarísimo que el jus solis o derecho al suelo era automático y que por lo tanto
“nadie puede ser despojado de su nacionalidad u obligársele a que acepta otra
distinta”.
El escritor de
“La ciudad y los perros” y de “La tía
Julia y el escribidor”, no es “santo de mi devoción”; sin embargo, es verdad
que el Estado dominicano ha explotado y
abusado históricamente de los haitianos y sus descendientes en el país; que sus
instituciones son nazistas, trujillistas, y como dice Rita Indiana “quieren que les
hagan las carreteras, los edificios, les piquen la caña, y hasta les recojan la
mierda; pero les niegan sus derechos fundamentales”; derechos que reclama,
seguramente, el señor Cruz para los hijos de inmigrantes dominicanos en el
extranjero.
Tolentino Dipp
es un patriota a carta cabal, y al igual
que Huchi, Zapete, Juan Bolívar, Amelia, Edith Febles, Guillermo Moreno,
Guadalupe Valdez, Minou, se opusieron a ese engendro maldito y diabólico,
parida sólo de mentes enfermizas del trujillismo y el neonazismo.
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