Por Luis
Carvajal
La tendencia a “blanquear” a los personajes de nuestra historia produce absurdos tan patéticos y ridículos como presentar al mulato de pelo crespo Francisco del Rosario Sánchez, el trinitario fusilado por Pedro Santana, y al negro Gregorio Luperón, héroe de la Restauración con rasgos de blancos: pelo lacio, tez blanca, nariz fina y alargada.
En todos los bustos y estatuas, todos los trinitarios y los restauradores aparecen con el “pelo bueno” planchado y sus rasgos europeos sin diluir.
En el día de Sánchez, el patricio con más rostros que niegan su rostro, repito este poema que escribí hace ya muchos años.
¡QUÉ HERMOSOS
SON LOS HÉROES DE MI PATRIA!
Inquilinos en
desahucio, /descolgamos los cuadros queridos de la pared/ y buscamos en todas
las gavetas algún recuerdo que niegue lo que somos.
En las fotos
antiguas de bodas y bautizos, inexplicablemente/todo es pelo planchado sobre la
piel cobriza,/las nalgas prominentes, los labios engrosados,/la nariz ancha y
chata/y aquel pelo rizado que ya cae sobre el hombro,/ya molesta en la frente
o en una magia-moño nos libra del pasado.
o en una magia-moño nos libra del pasado.
Para muchos es
triste, muy triste,/que cuando aún no había patria/sino una extraña mezcla de
tambor y de látigo/-ignorando las leyes sagradas de sus dioses-/esclavos y
esclavistas, sin pudor, se cruzaron/dejando en nuestra sangre/esta diversidad
de pelos y de pieles y narices y ojos;/estigma que no puede borrar el
desrizado,/ni la oportuna intervención del bisturí,/ni cremas blanqueadoras,/ni
el cuento de una virgen Madre-Patria hermafrodita/que nos cuentan los libros/y
nos vende el mercado.
Por suerte,
blanqueamos a los héroes de la patria/y ahora que son puros, blancos,
níveos/sus imágenes pueden lucir en galerías, ministerios, palacios.
Adornar la antesala de un colegio exclusivo/las páginas de un libro, la portada del diario/y aunque no se parezcan ni a mi hija o mi abuelo,
a la gente en la calle, al joven del colmado/¡Qué hermosos son los héroes de mi patria!/
Adornar la antesala de un colegio exclusivo/las páginas de un libro, la portada del diario/y aunque no se parezcan ni a mi hija o mi abuelo,
a la gente en la calle, al joven del colmado/¡Qué hermosos son los héroes de mi patria!/
¡Qué hermosas
sus estatuas,……., sus sepulcros blanqueados!
Aunque no se
parecen a mi hija o mi abuelo…./¡Qué “blancos” son los héroes
que nos cuentan los libros/y nos vende el mercado!
que nos cuentan los libros/y nos vende el mercado!
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