“El sol tiene luz y
manchas; los ingratos sólo ven las manchas”
-José
Martí-
Por Edelvis GARCIA HERRERA
El 1 de enero el pueblo cubano celebró los cincuenta y seis
años del triunfo de su Revolución socialista; y el hermano Haití, sus
doscientos once de su Independencia.
Cuba ha llevado su siempre su solidaridad a los pueblos
oprimidos, y sus hombres y mujeres
derramaron su sangre por la libertad de Angola, Namibia, El Congo; (Dar la vida
por otro es la mayor muestra de amor de un ser humano, ¿y quién de los críticos de la Revolución se atrevería a
hacerlo?); también se solidarizó con Vietnam, Nicaragua, El Salvador, con el
Chile de Allende; con la República Dominica en las luchas contra Trujillo y
Balaguer. Contra el Apartheid que
segregaba a los blancos de los negros en Sudáfrica, y en las nobles causas de Mandela por la igualdad.
No hay que ser pues comunista ni aspirar a imitar su sistema,
ni mudarse a Cuba para reconocer sus logros.
Sobre Haití, nadie podría perdonar que esa nación derrotara
al ejército más poderoso del Planeta: al de Napoleón; que fuera la primera nación negra del mundo y
el segundo país de América en lograr su independencia después de la revolución
más compleja del continente con carácter social, racial, internacional, de
liberación...
Para el pueblo haitiano, también todo mi respeto y cariño
fraterno.
Me falta espacio para otras efemérides, pero ya abordaré a
los Palmeros y a Duarte en una próxima entrega, con un enfoque distinto al
usado frecuentemente.

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