Por Edelvis García Herrera
Los ultranacionalistas, hijos de maco y cacata, de
ojos desorbitados y amenazantes,
constituyen una secta extremista, y cuando en un chispazo
esquizofrénico intentan razonar,
lo hacen de forma muy absurda
pues el asemejar el Haití de 1822 con el
de hoy, es una muestra de su enanismo al “analizar” los hechos históricos. Se
sabe que El Pedazo de África en el Caribe
no tiene la capacidad ni la fuerza para invadir a nadie; y si lo
intentara, sería pulverizado por el ejército dominicano, o Los Estados Unidos,
o la Unión Europea, quienes verían afectados sus intereses en esta semi-colonia.
No es invasor quien emigra.Los
dominicanos, que dominan la construcción en Puerto Rico y que una gran parte
llegó ilegal, no son invasores; ellos no tienen tropas allá; no hacen
injerencia en los procesos electorales, ni tienen multinacionales.
Similar sucede con Haití, que no tiene control de nada
en este país; no hay militares haitianos, ni dan cursillos a la Fuerzas Armadas
como hacen los gringos; tampoco son dueños de líneas aéreas; ni de la Barrick.
Ahora bien: quiénes realmente afectan la soberanía nacional son los que entregan
a vaca muerta las riquezas naturales; el Fondo Monetario Internacional (FMI)
que nos invade; el Banco Mundial; los complejos hoteleros; los que se apoderan
de playas y bosques en complicidad con mafias enquistadas en el poder; y que
los nazinalistas nunca han denunciado ni
investigado.
Para los
patrioteros, que veces desgraciadamente escuchamos, la soberanía se
define en una pobre retórica antihaitiana; y demuestran con sus actuaciones la similitud
con los santanistas, quienes expulsaron a los trinitarios y les llamaron
“traidores”. Otros enarbolan a Trujillo,a o Balaguer, quien dijo, al iniciar sus doce años,
“que si el presidente de Estados Unidos le pedía que dejara el poder, lo
haría de inmediato….”
Y venden el mito de las cacareadas fusión e invasión;
mas son ellos los verdaderos enemigos de
la patria quienes han vivido de la miseria de los dos pueblos; grupitos que promueven
la cizaña; la sangre, luto, el dolor; algo que gozan con devoción.
A la gente sensata y que ama realmente esta Patria, le
preocupa la violencia y las injusticias; y las quemas de banderas de ambos lados de la
Isla; las pedreas fronterizas, las golpizas propinadas a vendedores de
chucherías tras encapricharse, sin investigar,
que habían matado una muchacha en
Palmarito; la persecución y quema de viviendas de haitianos en Maimón; que millares de dominicanos de
origen haitiano no puedan trabajar; ni
salir del país; perder becas de estudios; caer en depresión al
despojársele de su nacionalidad; que nos vean como racistas en el Caribe, un
pueblo de negros y mulatos; el renacimiento del trujillismo y la sinrazón; la
división entre los mismos dominicanos; constituyen algunos de los frutos de los artistas del
odio; o enfermos por el odio, que extrañamente usan el nombre de Dios para
confundir las masas; algo muy común entre los grupos conservadores de la
derecha extrema.
¡Cuidado con esos peregrinos de la irracionalidad y
patrioteros del momento!
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