Por: E. García HERRERA
Salmos 11:6: “Sobre los malos hará llover calamidades; fuego, azufre y viento abrasador…”
La Biblia como libro de historias, leyendas, literatura y tradiciones del legendario pueblo hebreo, desde el Génesis nos plantea una serie de narraciones ricas en imaginación y muy didácticas, explicativas del origen del Universo, del hombre…
En los libros se refleja la mentalidad machista al subestimarme el papel de la mujer surgida de la costilla del varón y dizque culpable del “pecado” original; y se explica, además, que Dios destruye e inunda ciudades, produce terremotos; impulsa guerras y manda a pasar por cuchillos pueblos enteros.
Así los fenómenos naturales y los conflictos armados son interpretados especie de castigos y voluntad divina, obviándose las leyes de la Naturaleza, la economía, la política y las luchas de clase; y por eso Habacuc dice: “¿Te airaste, oh Jehová, contra los ríos? ¿Tu ira contra el mar cuando montaste en tus caballos y carros de victoria…?
De ahí entonces que las religiones asuman esa misma visión bíblica, que tapa la responsabilidad de los imperios; y por ejemplo, para explicar lo del calentamiento global, obvian la contaminación producida por los capitalistas, o ante la agresión estadounidense a Siria, la misma es justificada por los pastores porque el “profeta” Isaías expresa que “… Damasco dejará de ser ciudad, y será montón de ruinas. Las ciudades de Aroer están desamparadas, en majadas se convertirán; dormirán allí, y no habrá quien los espante. Y cesará el socorro de Efraín, y el reino de Damasco…”
En esa “profecía”, celebrada por los fanáticos, éstos ocultan la verdad, y se hacen cómplices de los verdugos que derraman sangre de millones de seres inocentes, pues tiene que cumplirse la “Palabra”. Sin embargo, las causas de esos conflictos está en las riquezas del Medio Oriente; pueblos rebeldes que se organizan, defienden su soberanía, y mantienen una actitud antiimperialista, la cual quilla a los Estados Unidos; potencia que busca apropiarse de todo, incluyendo del mar Mediterráneo.
Y es que Siria posee unas reservas de petróleo de 2.500 millones de barriles, cuya explotación está reservada a las empresas estatales, no privadas, y siendo el único país del Mediterráneo en esa condición, también se opone al sionismo y al criminal apartheid israelí. Siria es el único país del mundo que ha admitido refugiados iraquíes sin ninguna discriminación social, política o religiosa; y único árabe que no tiene deudas con el Fondo Monetario Internacional ni con el Banco Mundial.
Y no sólo un chivito jaro e`jobo como yo así piensa, pues el catedrático español José Egido expresa que “entre las razones de la guerra se encuentra la destrucción del panabarismo, el movimiento que busca la integración del pueblo árabe y del cual Siria es cuna, y que un objetivo básico es “poner fin al Gobierno de Bashar al Assad y fulminar así a los gobiernos de avanzada y antiimperialistas en el Medio Oriente”.
¿Por qué Estados Unidos no arremete en contra de Kuwait, Arabia Saudí, Qatar o Israel, éste, estado criminal que masacra y despoja a los palestinos de sus tierras?
¡Simple!: Son aliados de los gringos y frenan el avance de la resistencia, no sólo de Siria, sino de los demás países antiimperialistas.
Esa es la verdad; lo demás es pura especulación producto del fanatismo y la ceguera.
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