La cerradura permaneció inviolable pese a los
esfuerzos de otros visitantes e incluso de cerrajeros profesionales.
Un turista logró averiguar en apenas unos segundos la
combinación de una caja fuerte que había permanecido al menos cuarenta años en
el sótano de un museo canadiense sin que nadie, ni siquiera cerrajeros
profesionales, hubiera podido abrirla durante ese tiempo, informa Vermilion
Standard.
El hecho ocurrió en mayo de este año, cuando Stephen
Mills, vecino de Fort McMurray, en la provincia de Alberta, visitó junto a su
familia el museo de la localidad de Vermilion, en la misma región.
Allí se encontraba una voluminosa caja de seguridad
de casi una tonelada de peso que originalmente perteneció al hotel Brunswick,
clausurado en los años 1970. Dos décadas más tarde, el pesado objeto fue donado
al museo, pero su puerta estaba cerrada y nadie sabía la clave.
Los nuevos dueños de la caja fuerte se comunicaron
con el antiguo administrador del hotel, pero este tampoco recordaba la
combinación.
Y recurrieron incluso a un cerrajero, quien los guió mediante
una videollamada, dándoles instrucciones exactas, pero otra vez sin resultado
alguno. El especialista sugirió que los engranajes de la cerradura podrían
haber quedado bloqueados tras permanecer demasiado tiempo inmóviles y concluyó que
la puerta probablemente no se abriría aun introduciendo la combinación correcta.
Desde entonces, la caja fuerte fue exhibida en el sótano
del museo y, a pesar de los esfuerzos de otros visitantes, su contenido
permaneció en misterio.
Al conocer la historia de ese objeto, Mills decidió probar
suerte a modo de broma para sus hijos. El hombre, que trabaja de operario de máquina
y soldador, se arrodilló y comenzó a girar la rueda. Observó que la numeración
iba de cero a sesenta, intentó la combinación 20-40-60 e inmediatamente la
puerta se abrió.
“Inventé los números de la nada, simplemente los saqué
de mi cabeza”, confesó el hombre.
A pesar de la gran expectativa de todos los
presentes, que esperaban encontrar algún objeto de valor, en el interior de la
caja solamente se hallaba un anotador de un mesero con las órdenes de sus
comensales y un recibo.
Sin embargo, para Mills, el modesto contenido de la
caja no fue motivo para decepcionarse, y aseguró sentirse sumamente afortunado
de haber logrado abrirla de un solo intento.
Via RT
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